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En el momento en que se firmó el pacto de izquierdas que había de gobernar las Illes ya advertimos de las dificultades que tendría que enfrentar, dadas las diferencias ideológicas y de intereses entre los partidos que lo conforman. Acaba de llegar el primer obstáculo serio para el 'pacte de progrés': las pretensiones de autogobierno de la presidenta del CIM, Maria Antònia Munar. El plan de Munar de formar un gobierno con personas que no han sido elegidas por las urnas era una de las exigencias para firmar el pacto que dio el Govern balear a la izquierda. Y la izquierda dijo sí. Lo que ocurre es que el Consell Consultiu opina que Munar no podrá conseguir aquello que el PSOE y sus aliados le habían prometido porque, sencillamente, es anticonstitucional y vulnera además el Estatut d'Autonomia.

Y ¿qué es eso que anhela Munar? Pues convertir los Consells Insulars en órganos de gobierno, capaces de aprobar normas propias y con competencias que darían cierta independencia a las diferentes islas con respecto al Govern balear común. Las aspiraciones de Munar son loables en el sentido de que los consells deben gozar de autonomía y de poder, pero lo cierto es que la ley que rige estos organismos, mal que nos pese, es la de las diputaciones provinciales, que carecen de capacidad normativa. Y, por otro lado, los otros consells, el de Eivissa y el de Menorca, aunque también desean ampliar sus competencias, han mostrado su deseo de que la cesión no se haga a costa del Govern, que debe ser fuerte y con un papel relevante.

El asunto es complicado porque, por otra parte, pone en evidencia que quedan todavía muchas cuestiones, y no sólo de carácter jurídico, por resolver para lograr una adecuada estructuración de nuestra autonomía. Veremos ahora hasta qué punto este traspié puede deteriorar la convivencia del Pacte y hacia dónde reorienta su rumbo.