Soriano Frade, delegado de Información y Turismo, era hombre de principios muy arraigados que poseía las altas virtudes de su profesión. Aunque adicto al régimen, tuvo unos ideales que llevó a la práctica siempre pensando en el beneficio de un colectivo. Francisco Soriano, más conocido como Soriano Frade, llegó a Mallorca en el año cuarenta y seis al ser nombrado delegado en Palma de la Subsecretaría de Educación Popular del Ministerio de Educación.
En 1951 se convirtió en delegado en Palma del Ministerio de Información y Turismo, cargo que desempeñó hasta el año sesenta y seis y, posteriormente, desde el setenta y cuatro al setenta y seis, años en que el desarrollo de la empresa turística alcanzó su cénit. Aquella industria que Soriano vio nacer ha seguido el rumbo que él esperaba pues, hace pocos años, afirmaba: «El camino seguido ha superado las más óptimas previsiones». No olvidemos que Francisco Soriano llegó a una tierra idílica y conoció el final de la isla de la calma. Los problemas que surgieron con esa incipiente industria se sobrellevaron de la mejor manera, ya que todas las empresas que se llevaron a cabo se hicieron en nombre de una ilusión colectiva.
Soriano Frade fue un hombre riguroso que trabajó rigiendo Franco nuestra piel de toro, completamente identificado con su manera de gobernar. Por eso Fernando Perelló, ex presidente del Fomento de Turismo, hace un cómputo global sobre su actuación profesional: «Fue una persona honesta y pragmática que puso orden y tuvo las ideas muy claras pero hoy en día su figura sería inconcebible».
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