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La escuela de xeremiers de s'Escorxador ha despertado gran interés entre jóvenes y mayores que se sienten atraídos por aprender a tocar no sólo las xeremies, sino también el flabiol y el tamborino. El curso, iniciativa del Ajuntament de Palma, consta de tres niveles: el inicial, el curso de ampliación y el curso de perfeccionamiento. Así, en poco más de dos años los alumnos podrán tocar las xeremies con soltura.

El curso inicial, que aún no tiene fecha de iniciación, se realizará los martes y jueves por la tarde con una duración de tres horas cada clase y por el momento se han inscrito 35 personas de todas las edades provenientes de distintos pueblos. Durante el curso, que dirigen Rafael Bauzá y Teodoro Salvá, habrá dos profesores de apoyo en la iniciación: Margalida Galmés y Xavier Joan, que enseñarán el funcionamiento y manejo de les xeremies además de cómo respirar y de interpretar las notas musicales. Una de las personas que ha ayudado a enriquecer la enseñanza de la gaita es el asturiano Alejandro Casto, que señala que para realizar el aprendizaje no es necesario ningún requisito especial. Lo que sí es importante es tener cierto sentido rítmico y musical.

Los instrumentos, artesanos, tienen un precio que oscila entre las 80.000 y 100.000 pesetas. El Ajuntament de Palma aporta al curso, además del local en el centro cultural de s'Escorxador, tres xeremies, cinco flabiols y cuatro tamborinos.

Beatriz Guijarro tiene 22 años de edad y es estudiante de biología. Se apuntó al curso porque «me gusta el sonido de los instrumentos y me parece perfecto el que se quiera conservar la cultura y la tradición de los xeremiers». Pep Lluís es maestro de música en un centro de primaria. El quiere quiere ampliar sus conocimientos musicales: «Tocaba en un grupo de música popular "afirma" y siempre me había hecho ilusión aprender a tocar les xeremies». Pep Lluís tiene conocimientos con otros instrumentos como la guitarra, la flauta y el contrabajo.

Toni Rosselló y David Castell son otros dos de los jóvenes que se apuntaron al curso por aquello de saber tocar ritmos tan tradicionales como la música de ball de bot y por qué no, el sonido más popular en nuestro país, la fiebre por la música celta o los sonidos de Carlos Núñez o el mismo Hevia.