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Afrontrar un trámite burocrático siempre resulta poco gratificante, excepto, como es el caso de ayer, cuando el papeleo tiene el objetivo de regularizar tu situación en un país extranjero. Mas de 300 inmigrantes, (179 en Mallorca, 56 en Eivissa y 80 en Menorca), aprovecharon el primer día del plazo marcado por el Ejecutivo central para acercarse a la Delegación de Gobierno y pedir la solicitud de residencia o trabajo con la única condición de poder acreditar la residencia en territorio español desde el pasado 1 de junio del 99.

No importaban las diferencias idiomáticas, que no eran muchas, la Delegación de Gobierno había preparado un dispositivo especial de 15 personas para recoger las solicitudes, y entre ellos hay al menos dos intérpretes. La jornada transcurrió con normalidad, había pocas colas, y la mayoría de los solicitantes, al menos en lo que respecta a Mallorca, se desplazaron hasta el edificio oficial en grupo. No fue extraño, por tanto, encontrar a tres o cuatro personas preguntándose entre ellas por la forma de rellenar los impresos. La procedencia era muy diversa, en la cola se situaban personas con rasgos asiáticos, del norte de Africa, sudamericanos e incluso alguno proveniente de la Europa del Este.

Los sudamericanos eran, según lo visto, los que tenían menos problemas para entender las recomendaciones e indicaciones del los encargados de recoger los impresos. También eran casi los únicos que se atrevieron a hablar con la prensa aunque, eso sí, ninguno quiso dar su nombre.