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En el día de ayer tuvo lugar una jornada de homenaje a los maestros y profesores jubilados organizada por la Conselleria d'Educació i Cultura. «Es justo hacerles un acto de reconocimiento público por todos los años que han dedicado a la docencia. También nos gustaría contribuir a que la labor educativa esté más valorada», señaló el conseller Damià Pons, que asistió al homenaje. A las 12:00 horas tuvo lugar un acto religioso en la basílica de Sant Francesc, al que acudieron unos noventa docentes jubilados. Posteriormente se celebró un almuerzo y una entrega de placas en el instituto Juníper Serra.

«Actos como éste son positivos, porque permiten que la gente se encuentre para rememorar tiempos no muy lejanos», señaló Martí Sáez. Maria Borràs afirmaba, con emoción: «He dedicado mi vida a hacer lo que de verdad me gustaba». «Es muy agradable sentir que reconocen nuestra labor», señaló Guillem Bergas.

Alicia Ximenes se dedicó a la enseñanza durante cuarenta años: «Ahora ha cambiado mucho, y no siempre hacia mejor». «Cuando empecé, disfrutaba con mi trabajo, pero al final ya no me gustaba tanto», cuenta Jaume Crespí. «Fui a Ses Salines sólo para seis años, y al final he estado, felizmente, treinta», cuenta, con nostalgia, Coloma Bonet.

Nostalgia que, aunque presente, no era la sensación mayoritaria en el encuentro de ayer. Aquellos maestros que un día enseñaron las declinaciones del latín, o las tablas de multiplicar, o los nombres de cordilleras y ríos, miran al futuro sabiendo que diferentes generaciones de jóvenes son hoy, y gracias a ellos, más sabias y mejores.