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Don Juan Carlos y la infanta Cristina estuvieron ayer en los astilleros Bazán de San Fernando (Cádiz) para asistir a las pruebas de navegación del 'nuevo Fortuna'. Durante tres horas y media, y en compañía de diferentes ingenieros y representantes de los astilleros, el Rey surcó con la embarcación las calmas aguas de Cádiz. Según trascendió más tarde, el Monarca se mostró encantado con la capacidad de maniobra demostrada por el yate.

Tanto don Juan Carlos como la infanta Cristina se quedaron a comer en los astilleros de Cádiz para después iniciar viaje otra vez hacia Madrid. Una vez terminados los detalles de la acomodación se procederá al traslado del barco a Palma, donde será entregado a Patrimonio Nacional por la Fundación Turística y Cultural de les Illes Balears.

El 'nuevo Fortuna' es una embarcación de recreo de alta tecnología cuya estructura está realizada totalmente en aluminio, con una planta propulsora combinada con motores diésel y turbinas de gas que accionan, a través de los correspondientes engranajes reductores, tres chorros de agua. Dispone también de un empujador de proa para incrementar la capacidad de maniobra a baja velocidad. La acomodación comprende cuatro camarotes para armador e invitados y tres para la tripulación, además de un salón, un comedor y una cocina.

Las características del buque son: eslora total, 41'8 metros; manga máxima, 9'2 metros; puntal a la cubierta principal, 4'3 metros; autonomía aproximada, 600 millas náuticas a 48 nudos de velocidad (cerca de mil kilómetros) y una velocidad de cerca de noventa kilómetros por hora.