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Bajo el título «Los jardines botánicos del nuevo milenio»', el director del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, David Bramwell, pronunció ayer por la tarde una conferencia en Sa Nostra. «Definir con exactitud qué es un jardín botánico no es fácil. Tradicionalmente ha tenido una misión científica o educativa. Su origen en Europa cabe situarlo en el siglo XVI, en ciudades italianas como Pisa o Padua, en sus universidades. Unas veces constaba sólo de plantas medicinales, y otras, era una colección sistemática para enseñar la botánica», indicó Bramwell.

El gran desarrollo de los jardines botánicos se produjo cuando las grandes potencias de la época (España, Francia, Inglaterra, Portugal) «crearon dichos jardines en sus colonias o, a la inversa, trajeron de las mismas un gran número de plantas foráneas; éste es el caso del jardín de Kew en Londres», añadió el conferenciante. «Podemos decir que el jardín botánico tiene en la actualidad tres misiones: primero, la conservación de especies en peligro y el cultivo de plantas raras; segundo, la educación, el mostrar la importancia que tiene para la conservación de nuestro planeta un adecuado cuidado de las plantas; y tercero, la investigación», señaló Bramwell, añadiendo: «Todo ello va ligado a la necesidad de que la gente sea consciente de que no podemos seguir dañando a nuestro ecosistema». Con suave humor, señaló el director de Viera y Clavijo: «En Inglaterra hay mucha tradición de jardinería, y no sólo de jardines botánicos. Muchos compatriotas míos sueñan con tener una casa con jardín, por pequeño que éste sea».