Aina Salom, cada vez que tiene oportunidad, habla de la caótica
situación del Psiquiátrico y la dejadez a la que se ha visto
sometido por las distintas administraciones. Así como hubo
consellers que abanderaron distintos proyectos, Salom quiere pasar
como la consellera que consiguió cerrar el manicomio de Palma (el
último de España), o al menos "porque no es un objetivo fácil que
dure dos días" sentar las bases.
Prácticamente cada día acude al Psiquiátrico para conocer de
primera mano como marcha la reforma del hospital. Con su presencia
pretende además apoyar a todas las personas que allí trabajan «en
unas pésimas condiciones» y a los enfermos «que las soportan». Como
dice la consellera se trata de «hacer todos una piña».
Ayer, tras reunirse con el comité de seguimiento de la reforma
del hospital, decidió quedarse a comer sin avisar a nadie (para que
no le dieran un trato especial) y a las dos se presentó en la
cocina. Comió allí mismo un plato de paella, que le gustó, pero no
quiso probar el segundo plato que tenían los internos y que
consistía en pollo hervido o «San Jacobo», y fruta. ¿Por qué en la
cocina? «Por su mal estado», señala Salom. Cuelga, en la cocina, un
cartel que señala «inaugurada en el 33 y reformada en el 40» y la
consellera quiere añadir «y cerrada en el 2000».
La situación de la cocina es lastimosa y se hundió parcialmente
en 1998. Para hacer frente a esta reforma y otras irregularidades
de mantenimiento descritas por la Inspección de Trabajo hay un plan
de actuación rápida que cuenta con 150 millones. Se espera que las
obras se adjudiquen en breve.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.