Blanco, colores apagados y azul marino se imponen en la moda de día de los comercios de Inca. Por la noche todo cambia, con una apuesta arriesgada por el rojo, el morado y el tradicional negro. En general, las telas son muy anchas, sin marcar formas: algodón y lino para las propuestas diurnas y telas mezcladas al anochecer. Todo esto se presentó en la pasarela de la moda de la Asociación de Comerciantes de Inca, en la que participaron 20 establecimientos, varias ópticas y algunas peluquerías.
«En el dos mil en donam cinc-centes mil». Esta promoción era un sorteo entre la gente que había comprado en los comercios de la ciudad. La agraciada fue Pilar Fernández, de Palma, quien podrá gastarse medio millón de pesetas en una mañana de sábado con una cantidad máxima de 50.000 pesetas por comercio. Además, en el comercio en el que hizo la compra, Esfera, se embolsó 50.000 pesetas.
Los benjamines fueron los que arrancaron más vítores y sonrisas del público. Estos, con su gracia natural, llenaron todo el escenario, aunque alguno lloró porque había una luz muy grande que no le dejaba ver a su papá.
Los «peques» de la casa para esta temporada primavera-verano llevaran el blanco y el azul marino. Todo muy amplio y con tendencias hacia las prendas deportivas. La lencería también tuvo su lugar. Se llevarán las dos piezas en tonos blancos o pastel. Quedó claro que siempre hay un lugar para la fantasía y los colores más fuertes.
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