Se celebró ayer en Son Dureta el «Symposium facoactivo 2000»,
organizado por el servicio de Oftalmología de este centro
sanitario. Participó en el simposio el doctor Alfredo Domínguez,
presidente de la Sociedad Española de Oftalmología. El simposio se
centró en el tratamiento quirúrgico actual de las cataratas. «Hemos
hablado de los últimos avances en facoemulsificación, que es un
método para aspirar la catarata. Ésta no podría aspirarse si no
hubiera la ayuda de una vibración inducida por ultrasonidos.
Esta operación empezó a practicarse hace treinta años, pero
durante los diez primeros los resultados fueron negativos, por
desconocimiento de la técnica quirúrgica sobre todo», señaló, para
introducirnos en el tema, el doctor Domínguez, añadiendo: «Hoy en
día, el que los resultados sean muy buenos hace que la gente se
opere de cataratas relativamente pronto». A diferencia de lo que
ocurre con otras enfermedades, «para la catarata no tenemos ningún
método de prevención cuya eficacia haya sido demostrada. Su
aparición suele darse, sobre todo, a partir de los sesenta años.
Toda persona que viva lo suficiente tendrá cataratas».
«Al aparecer la catarata el enfermo va sintiendo que ve peor,
que con la luz de frente ve mal, que al conducir tiene
dificultades. Cuando una persona pierde visión debe ir siempre al
oculista, para descartar enfermedades más graves como el glaucoma o
el desprendimiento de retina», añadió Domínguez. Hoy en día la
operación tiene una ventaja añadida: «Al mismo tiempo que operamos
la catarata corregimos la mayor parte del defecto refractivo que
esa persona tenía. En otras palabras, si una persona tenía una
hipermetropía o una miopía de seis o siete dioptrías, en el cálculo
de la lente intraocular se introducen las modificaciones necesarias
para que esa persona quede, por ejemplo, con menos de una dioptría
y no necesite ni siquiera gafas».
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