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Correr una distancia de doscientos metros, llegar a la piscina y coger un salvavidas para nadar doscientos metros más, bucear cincuenta metros, agarrar un muñeco de 30 kilos, sacarlo del agua y hacerle el boca a boca fueron algunas de las pruebas físicas que debieron de superar los cerca de cien jóvenes que acudieron ayer a las pruebas de socorristas. El Ajuntament de Calvià ya está preparando la temporada estival y para ello busca a los mejores chicos y chicas que puedan ocupar una plaza como vigilante de la playa. No sólo rapidez y fuerza son imprescindibles, también nociones de socorrismo y salvamento, además de, en algunos casos, nociones de patrón de embarcaciones. Durante toda la mañana de ayer los candidatos superaban con mayor o menor facilidad las pruebas a realizar. Un jurado compuesto por miembros de Protección Civil de Calvià, policías y personal cualificado valoraron uno por uno a todos los participantes.

En general los jóvenes realizaron las pruebas con gran rapidez y efectividad, incluso las mujeres, siete en total, demostraron estar en una excelente forma física, conquistando tiempos tan buenos como sus compañeros. Algunos muchachos demuestran tener experiencia en esta profesión ya que la mayoría de ellos ha trabajado como socorristas en la playa, piscinas o parques acuáticos.

«Sin duda las pruebas son duras "confiesa Raúl, uno de los participantes" pero es que en un caso real a veces tienes que otras barreras como el oleaje del mar o la poca claridad en el fondo de las aguas». Entre los aspirantes hay siete mujeres de edades comprendidas entre los 18 y 26 años de edad.

María Jimena es natural de Argentina y desde hace tres meses vive en Mallorca. María ha sido socorrista durante tres años y en una ocasión tuvo que realizar hasta ocho salvamentos en un día. Juan Pablo también es de Argentina, primo de María, él vive en la Isla desde hace nueve años. Es el cuarto año que se presenta a las pruebas, ya tiene experiencia en algunas intervenciones de salvamento y demuestra estar en plena forma física. Antonia Armario y Aina Cabot son las más jóvenes, con 18 años. Es la primera vez que se presentan a las pruebas y opinan que las pruebas sí son realmente duras. Ambas tienen nociones de primeros auxilios y este verano les gustaría trabajar en una de las torres de la playa.