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El silencio fue el denominador común durante toda la procesión del Vía Crucis que se celebró el Martes Santo en Inca. Más de un millar de fieles siguieron todo el recorrido establecido entre las iglesias de la ciudad y el convento de Sant Bartomeu. Se ha de remarcar que el número de nazarenos fue sensiblemente inferior al de ediciones pasadas, pero el respeto fue la nota más destacable.

Todos los templos vistieron sus mejores galas para hospedar a los feligreses que participaron en esta procesión, que se va consolidando dentro de los actos de Semana Santa en Inca. La profusión de bellas decoraciones florales y exquisitos bordados estuvo presente en todos los templos.

Durante el Vía Crucis predicaron Aina Alemany y Catalina Mir. Ambas recordaron durante las tres horas que duró la procesión los pasajes del Evangelio referentes a la Pasión de Cristo.

Todas las cofradías de Inca se turnaron durante el Vía Crucis para portar los dos faroles y la cruz. Estos cambios de nazarenos se realizaron a gran velocidad para no retrasar la procesión. El recorrido comenzó en la iglesia de Santa Maria la Major, donde se situó la primera parada de la procesión. Después, la gente se dirigió hacia las iglesias de Sant Francesc, Crist Rei y Sant Domingo, y por último recalaron en el convento de Sant Bartomeu de las monjas jerónimas. Después del Vía Crucis, mucha gente que presenció el acto destacó la excelente organización, y recordó que años anteriores no se guardó el silencio necesario para una procesión de esta índole.