La procesión durante su paso por la calle de Sant Miquel. Foto: TERESA AYUGA.

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A pesar de que, a diferencia de otros años, este Jueves Santo era un día laborable "con los problemas de movilidad y circulación que ello conlleva", la procesión del Santíssim Crist de la Sang inició su recorrido aproximadamente a la hora prevista, las 20.00 horas. «Sería deseable que el próximo año fuera al menos medio día festivo, como ocurría años atrás», señaló Manuel Núñez, capataz de la cofradía de penitentes de la Sagrada Cena y de Nuestra Señora de la Salud. «Sí, debería ser así, pues se trata de una festividad con mucha solera», corroboró Gori Guasp, vicepresidente de la cofradía de penitentes Cristo de Santa Cruz. Estas opiniones fueron compartidas por penitentes de distintas cofradías y por un significativo número de palmesanos que se encontraban entre el público asistente.

Abría la procesión, como es costumbre, la sección montada de la Policía Local, seguida por varios penitentes no encuadrados en ninguna cofradía, y los tamborers de la Sala. Tras ellos, la cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza, la cofradía de Santa Mónica, la de Nuestra Señora del Socorro y así hasta llegar a las treinta cofradías que integran la Asociación de Palma.

La procesión fue seguida con interés y respeto por la práctica totalidad del público asistente. Los más pequeños "y algún que otro «grande»" esperaban con ilusión el siempre entrañable regalo de un confite. Como viene siendo habitual en estos últimos años, familias enteras participaron en la procesión: los mayores como cofrades, los jóvenes en las bandas de música y los más pequeños como correosos monaguillos.

La procesión no sufrió retrasos importantes, aunque no fue hasta las 00.10 horas cuando el Santíssim Crist de la Sang inició el recorrido procesional y tras él, acompañándole, centenares de penitentes, sin hábitos.

En la procesión participaron unos 6.000 penitentes, una cifra un poco inferior a la del pasado año. El público asistente, aunque numeroso, fue disminuyendo a partir de medianoche, en especial desde la Plaça Majorr hasta el final del recorrido. El alquiler de una de las sillas habilitadas a lo largo del trayecto para seguir la procesión costaba 600 pesetas.