Un equipo de profesionales, especialistas altamente cualificados en
su materia, aporta diariamente, a través de las Escuelas Taller y
el Taller de Empleo puestos en marcha por el Ajuntament de Palma,
sus conocimientos y experiencias para introducir a un alumnado
joven y adulto "56 jóvenes menores de 25 años y 16 mujeres que han
superado esa edad" en el aprendizaje de oficios que, en la mayoría
de casos de estos aspirantes a profesionales, serán sus medios de
vida.
Las labores formativas que se desarrollan escrupulosamente de
siete y media de la mañana a tres y media de la tarde hasta cumplir
las cuarenta horas semanales, en las Escuelas Taller Mirador, del
Parque de Bellver, en la finca de Son Roca, perteneciente al legado
Weyler, y en el Taller de Empleo de Acción Social, entran dentro
del programa de formación y empleo organizado y subvencionado por
el Institut Municipal de Formació Ocupacional i Feina (IMFOF) de
Cort con una aportación del Inem.
Iniciado el 21 de diciembre de 1998, el curso de la Escuela
Taller Mirador, localizada en las 110 hectáreas de Bellver, cuenta
con la participación de 24 jóvenes desempleados, menores de 25
años, que bajo la atenta mirada, formación, ayuda y supervisión de
un maestro marger, dos jardineros-maestros forestales, además de un
equipo pedagógico, realizan una exhaustiva labor de cuidado,
limpieza, mantenimiento y conservación de este gran pulmón
palmesano. Con un presupuesto superior a los 98 millones de
pesetas, el curso de la «Mirador» tiene, entre otros objetivos, la
delimitación de pistas, cercado de caminos mediante construcciones
de piedra en seco o marges , entre otros.
El panorama en la finca de Son Roca de Son Ferriol, legada al
Ajuntament de Palma por la familia del general Weyler, es a primera
vista desolador. El gran caserón y las pequeñas construcciones que
dieron vida a esta finca de 32 cuarteradas se encuentran en un
estado de total ruina y abandono. El amor por este tipo de
edificaciones agrícolas tradicionales hace que el equipo de cinco
albañiles y restauradores que supervisa las labores de restauración
de la Escuela Taller Weyler imprima un ritmo de trabajo sin que
nadie muestre desidia en las labores de los 32 jóvenes que aprenden
su futuro oficio, dedicando ocho horas diarias en devolver a la
finca su antiguo esplendor. l Jaime López
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