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Uno de los bienes más escasos de las sociedades modernas es el tiempo, y esta característica, la de la escasez, lo convierte en bien económico objeto de intercambios. Contratar a una persona para que nos ayude con las labores domésticas, o que cuide a los niños mientras trabajamos, requiere un tiempo del que no disponemos. ¿Qué es el 'banco de tiempo'? «Es un instrumento práctico, barato y sostenible». Así lo define Elvira Méndez, médico y directora de la asociación Salut i Familia, quien ha visitado Palma con motivo de la conferencia «Experiencias e instrumentos de conciliación de la vida familiar y laboral». La idea consiste en crear un fondo de depósito sin ánimo de lucro, cuya unidad de valor y de cambio es la hora. Un grupo de personas se pone de acuerdo para intercambiar servicios gratuitos en un sistema en el que todos los trabajos valen lo mismo: tiempo. Cada socio dispone de un talonario de cheques que da derecho a veinte horas de asistencia por parte de otros socios, y obliga a otras tantas al titular. En Barcelona ya se ha puesto en práctica esta experiencia a través de El Banc de Temp Comunitari, promovida por la Associació de Dones del Centro Cultural Montserrat. El sistema cuenta con unos 90 socios y funciona con normalidad. El 30% son hombres y el resto mujeres, porque es obligatorio asociarse individualmente para evitar que algunos miembros, en especial los del sexo masculino, traten de cargar a sus esposas con «las deudas». Los 'bancos de tiempo' no son sistemas de voluntariado, ya que no se trata de devolver favores prestados, sino de entregar tiempo libre a cambio de tiempo libre. Por eso el intercambio es obligatorio y existe la obligatoriedad de dar tanto como la de recibir. Al inscribirse en alguna de estas asociaciones, cada socio indica en qué momentos dispone de mas tiempo y cuáles son las actividades que mejor sabe hacer o que más le gustan. Después una secretaria se encarga de coordinar y de organizar las asistencias puntuales mediante llamadas telefónicas.