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El Pla Mirall prevé una inversión de casi 6.000 millones de pesetas en el casco antiguo de Palma y la mayor parte de sus proyectos se encuentran bastante avanzados.

No obstante, todavía existe una asignatura pendiente, el enterramiento del cableado eléctrico que todavía «adorna» buena parte de las fachadas de los edificios del centro histórico de nuestra ciudad. La principal y más evidente consecuencia de este cableado al aire es el impacto estético negativo que provoca, pero no cabe olvidar su potencial peligro.

Echar la mirada al cielo en cualquiera de estas calles supone ver cables entrecruzados, colgando en el peor de los casos o atravesando la vía de una vivienda a otra, no siempre con garantía de total seguridad.

Una ciudad como Palma, que presume de la transformación urbanística de su parte más noble y de la renovación casi total de sus servicios no puede permitirse continuar con este ejemplo del pasado.

Cierto es que su soterramiento requiere un presupuesto importante y en ocasiones no resulta sencillo. También, en ocasiones, conviene esperar a que se ejecuten proyectos pendientes que contemplan el derribo de muchas de estas viejas viviendas.

Un ejemplo sería el conocido como proyecto de l'Estel Nou, que implicará la demolición de casi todos los edificios afectados, lo que permitirá la instalación de una red de cableado en condiciones.