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Vivir como los animales en la España que va bien
Son pareja y cuñado y viven como los lobos, en un trozo de esa España que va bien, o sea, Palma. La pareja la integran Manuel Ruiz y Francisca López y, obviamente, el cuñado es José Ruiz, hermano de Manuel, para más señas. Viven en el sótano de una casa en ruinas cerca del Secar de la Real. Ellos se ganan la vida como guardacoches en los bingos, y ella, que está embarazada, es secretaria de la sección de la mujer marginada perteneciente al SEM, el sindicato de marginados de reciente creación. Y si la casa es una ruina, el sótano que habitan no lo es menos. Es un habitáculo no muy grande, de altas paredes negruzcas y húmedas al que se llega descendiendo por una empinada rampa cubierta de piedras y escombros que cuando llueve se transforma en el cauce de un torrente que va a desembocar a la vivienda. Carecen de luz y agua corriente y se hacen la comida con alcohol. Para colmo, como dejen la puerta "es un decir" abierta, les entran y les roban lo poco que tienen.

José, el cuñado, periódicamente vive con ellos, ocupando por las noches una de las dos camas. La pareja duerme en la otra. Ella, de vez en cuando, va a al médico al Camp Redó a que la vea. No sabe todavía si será niño o niña. «Lo importante es que llegue bien». Nos cuenta que ya ha tenido otros dos hijos, de 6 y 2 años, que están con la familia del que fue su marido y a los que ve de tarde en tarde. Entre aquel episodio familiar y su actual situación, estuvo viviendo con otro hombre que la maltrataba. «Desde entonces padezco alteraciones de la personalidad».