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La teledetección a través de radares y satélites se hace imprescindible para la observación de las condiciones climáticas en altura. El Meteosat es un satélite meteorológico que posibilita al observador «ver» el estado de la atmósfera en todos sus niveles. Dispone de tres canales que construyen tres tipos diferentes de imagen. La más conocida de todas, la «foto del Meteosat» que acostumbramos a ver en los programas de televisión, es en realidad una termografía, o lo que es lo mismo, un registro, punto por punto, del calor que contiene el entorno que queremos observar. Las zonas que aparecen oscuras en la imagen corresponden a lo caliente y las claras a lo frío. Considerando que la tierra es lo más cálido, las formaciones nubosas próximas a ella serán más cálidas también que las más alejadas, lo que provocará que las nubes altas se «vean» más blancas que las bajas, y de este modo se pueda determinar también, además de la temperatura, la altura a la que están. El Meteosat también registra «en directo» todo el vapor de agua que hay en la atmósfera, así como sus desplazamientos, a partir de los que el meteorólogo puede deducir la existencia de vientos, y su dirección y fuerza.