Menos gente que otros años, pero no menos ganas de reivindicar de
una manera festiva el uso de la lengua. La convocatoria de la OCB
congregó a 5.000 personas, entre ellas a un buen número de
políticos del Pacte. Así que, con tanta complacencia gubernamental,
resulta realmente difícil ser reivindicativo. De hecho, en la gama
monocromática rojiverde de ayer sólo chirriaron las azules
presencias de Catalina Cirer y Jaume Ribas. ¿Síntoma de normalidad
normalizadora o nuevo paso al centroaznar popular?
El morbo informativo "algunos confunden morbo con interés" no
estuvo ayer en la presencia o no del president y de miembros del
Govern, que ya estaba segura. (Es el segundo presidente que acude a
una convocatoria de la OCB. Y al primero, así le fue. Pero eso es
otra historia). Así que el protagonismo, aunque suene a tópico,
estaba en los miles de ciudadanos que se dieron cita a los pies de
la Catedral para exigir una defensa más decidida de la lengua.
Si esta defensa depende de los miles de niños que estuvieron en
la fiesta, parece que el futuro está asegurado. Fueron precisamente
esos niños los que más disfrutaron con el numeroso grupo de
actividades convocadas durante toda la tarde, desde el festival de
TV3, a juegos de scrabble, ball de bot, marionetas, gigantes y
cabezudos y talleres de pintura. De todas las diadas celebrada
hasta la fecha, la de ayer ha sido sin duda la más lúdica y
festiva.
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