El president Antich explicó ayer a las tres presidentas de los
consells insulars su proyecto de impuesto turístico, que pretende
cobrar en los hoteles, a razón de un euro por persona y día de
estancia en las Islas, y al que se oponen los hoteleros. Al margen
de este grave escollo, hay todavía ciertos inconvenientes, entre
ellos el de que los turistas que no se hospedan en hoteles
escaparán al pago del impuesto y que los ciudadanos de las Islas
que decidan pasar unos días de descanso en cualquier
establecimiento turístico de Balears deberán pagarlo a pesar de ser
residentes.
La presidenta mallorquina, Maria Antònia Munar, todavía no se ha
pronunciado en firme, pero en principio sigue prefiriendo la opción
del IVA turístico que, a todas luces, sería lo ideal, aunque mucho
más difícil de conseguir, pues tendría que contar con el aval del
Gobierno central. La idea consiste en reclamar para las Islas parte
de esos 53.000 millones de pesetas anuales que Balears envía a las
arcas de Madrid en concepto de beneficios turísticos. Si esa
riqueza se ha generado aquí, es lógico que "al menos en una pequeña
parte" retorne aquí. Pero esta propuesta choca de frente con el
concepto que sustenta la España de las autonomías, que consiste en
captar beneficios de las comunidades ricas para invertirlos en las
pobres.
Otra de las posibilidades descartada, la de cobrar el impuesto
en aeropuertos y puertos, tenía el inconveniente de la no
discriminación, de forma que deberían abonarlo todos los que
cogieran un barco o un avión, residentes incluidos.
Así las cosas, sólo queda esperar qué postura final adoptan
todas las partes implicadas y ver si los quince mil millones que el
Govern piensa recaudar al año sirven, de verdad, para poner a salvo
nuestro medio ambiente.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.