Mónica trabajó durante meses en Buquebús. Ella es la protagonista del vídeo de presentación que los pasajeros pueden ver cuando viajan con la compañía. FOTO: JAUME MOREY.

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Mónica Ruiz Martín ha saltado, de la mañana a la noche, a la fama. Esta noche, a partir de las 22'00 horas, pasará a formar parte de la familia de Gran Hermano.

Esta mallorquina de veintidós años que se dedica a ser azafata de barcos y de cruceros ha vivido siempre, junto a su madre, en la barriada de Son Gotleu, en el Passatge Pic d'Alcazaba. El lunes por la mañana emprendió viaje a Madrid, donde permanecerá recluida, en un lugar secreto, hasta su primera aparición en televisión, donde estará acompañada por su madre, Isabel Martín Barea, que trabaja de camarera en el Capuccino del Passeig Marítim. Su padre, Agustín, trabaja en Iberia y dedica sus ratos libres a las inversiones.

Mónica asistió a clases en el colegio La Milagrosa, en el barrio. Ayer, Ultima Hora se puso en contacto con la dirección del colegio. Cuando la religiosa que atendía el teléfono se percató de qué tipo de programa se trata Gran Hermano dijo que «nos gustaría que el nombre de la escuela no apareciera para nada en el periódico». Mientras terminaba sus estudios primarios en ese centro escolar, Mónica también asistía al club d'esplai Corpus Christi, donde, junto a muchos de sus compañeros, fue a hacer un campamento en Menorca. Sus estudios de BUP los hizo en el Institut Josep Francesc Sureda i Blanes, conocido popularmente como el «Número 8».

Mónica es muy conocida entre la gente de su edad del barrio, que se suele reunir en la cafetería Orson Welles, en la plaza del mismo nombre. Allí, Antonio, Javier, Pedro, Loli, Sergio, Maribel y David comentaban, entre sorprendidos y contentos, que «Mónica va a ganar. Ella es muy ambiciosa y una tía muy enrollada. Seguro que se trae para acá los veinte millones». Ellos sabían que Mónica había sido una de las preseleccionadas y que estaba en reserva, pero no les había comentado que se fuera a vivir durante dos meses en la casa de Soto del Real.

La abuela de Mónica, Rosa, que vive muy cerca de la casa de Mónica, estuvo comentando que «al principio no me pareció bien que mi nieta fuera a un programa así, pero ella está muy ilusionada y sabrá qué se hace», comentó una abuela que tiene otros catorce nietos además de Mónica. Aunque mostró sus reticencias cuando supo la noticia después se alegró mucho por su nieta.

El vecino de rellano de Mónica, José María Vila, no conoce a sus vecinas: «Hace sólo tres meses que vine a vivir aquí y, la verdad es que oigo cuando llegan y cuando se van, pero nada más. Yo soy muy poco cotilla». Él debía ser uno de los pocos del barrio que no conocía que tenían una vecina famosa. Susi y Sole, las amables camareras del bar La Cartuja Mar, sí conocen bien a la nueva concursante, clienta también del establecimiento. Ellas comentaron que «Mónica es una chica guay».