El president del Govern, Francesc Antich, aseguró ayer que el
Ejecutivo se plantea la posibilidad de construir viviendas en suelo
rústico como «última opción» y en caso de que no sea posible
conseguir suelo público barato de otra manera. El president realizó
estas declaraciones después de que finalizara el debate
parlamentario de una moción presentada por el PP en contra de esta
posibilidad.
La propuesta no llegó a prosperar ya que tan sólo contó con los
votos a favor del PP. El portavoz de UM, Miquel Nadal, aseguró que
su partido no comparte la intención del Govern de usar suelo
rústico para viviendas, pero pidió al portavoz del PP que retirara
su propuesta para tratar de consensuar otra diferente con todos los
grupos parlamentarios. El PP no aceptó y la propuesta fue
finalmente rechazada.
En nombre del PP, José María González Ortea aseguró que la
propuesta presentada por su grupo, que emplazaba al Govern a no
usar el suelo rústico para la construcción de viviendas sociales,
podía ser asumida por todos los partidos. Acusó al Govern de estar
instalado en una parálisis permanente y añadió que el Ejecutivo ha
quedado en evidencia porque ningún otro grupo apoya su
propuesta.
Por su parte, el diputado socialista Vicenç Tur dijo que el
Govern no pretende construir directamente en suelo rústico y mucho
menos en las zonas que tengan valor ecológico. Aseguró que lo único
que se pretende es cumplir la Ley del Suelo Rústico que aprobó el
PP y en la que se incluye la posibilidad de que el Govern acuerde
reservas de terrenos.
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