Esta propuesta, que está incluida en el decreto de medidas de
emergencia que la Conselleria de Medi Ambient presentará hoy al
Consell Balear de l'Aigua, se basa en el artículo 56 de la vigente
Ley de aguas que, textualmente, permite al Govern «adoptar las
medidas que sean precisas en relación con la utilización del
dominio público hidráulico, aun cuando hubiese sido objeto de
concesión, para la superación de circunstancias de necesidad o
urgencia como las que se dan actualmente en las Islas».
De esta forma, y en virtud a este artículo, el Govern puede
declarar de utilidad pública las obras, sondeos y estudios
necesarios para desarrollar las medidas, a efectos de la ocupación
temporal y expropiación forzosa de bienes y derechos, así como de
la urgente necesidad de ocupación. Esta posibilidad ha encendido
los ánimos del sector agrícola, ya castigado de por si por la falta
de agua para regar, y sus máximos dirigentes ya se han apresurado a
criticar el decreto, máxime por que, según aseguran, algunos no
están invitados a la reunión de hoy donde se presenta. La única
asociación del sector que se sentará en la mesa es la FAGB a través
del presidente de Esplet, Antoni Comas, y su gerente, Joan
Company.
«Me parece poco serio que, tratándose un tema de tanta
importancia como este no hayan invitado a las asociaciones agrarias
y más, si como se dice, se va a aprobar la posibilidad de quitarnos
el agua», aseguró Joan Mas, de Unió de Pagesos. Algunos
agricultores han destacado el clima de crispación que vive el
sector en los últimos días hasta tal punto que, incluso aquellos no
afiliados a la FAGB, empiezan a defender sus tesis. En este sentido
el presidente de la federación, Fernando Dameto, reiteró sus
críticas por la que llamó «continua intromisión del Govern en la
propiedad privada» y destacó que los agricultores se niegan a ceder
el agua para paliar las necesidades del turismo.
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