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Camilla Parker-Bowles no se pudo resistir a la tentación que le ofrecían las cristalinas aguas de Cala Fornells. La prometida del príncipe Carlos de Inglaterra navegó durante cinco días por el litoral de la isla, adonde llegó el pasado día 18 después de disfrutar de un crucero por el Mediterráneo en compañía del heredero de la corona inglesa, que, sin embargo, no viajó a Menorca.

Camilla estuvo acompañada de un reducido y selecto grupo de amigos, como Penelope Mortimer, esposa del escritor John Betjeman; la esposa del multimillonario Paul Getty, y la hija de ésta, Victoria. La excursión transcurrió a bordo del lujosísimo yate Talitha G, propiedad del multimillonario americano Paul Getty, cuyo mantenimiento cuesta 66 millones de pesetas anuales.

Camilla, ataviada con un pareo, bajó del yate a otra lancha con la cual le resultaría más fácil saltar al mar. Allí tomó un baño relajante frente a la costa norte de Menorca, dando alguna que otra brazada, pero, sobre todo, disfrutando de la inmensidad del mar y de la privacidad que le ofrecía un lugar privilegiado. Cuando subió otra vez a la pequeña embarcación auxiliar, se pudo ver que Camilla había optado por un bañador color verde hoja, que disimulaba, en todo lo posible, algunos defectillos. Ya en la cubierta del Talitha G, Camilla se secó cuidadosamente con una toalla, bebió un refresco y se puso un albornoz. Horas después dejaría la isla.