Sampol, como el resto de los miembros del Ejecutivo, cogió el
guante del desafío abierto planteado por los hoteleros en contra de
la ecotasa. Y fue más alla: «El turismo en Baleares se puede
comparar a una explotación minera que está agotando sus recursos,
con un deterioro progresivo de los yacimientos. Por ello, no nos
quedó otra alternativa que intervenir», afirmó. Sampol comparó la
actividad turística «con un caballo desbocado o un coche que está
circulando a una velocidad excesiva».
«Estamos asistiendo a un desarrollo económico sin precedentes,
con aumentos muy significativos de la mano de obra y de la
inmigración, no sólo del Magreb, sino también de ciudadanos del
centro de Europa, que vienen atraídos por el elevado movimiento de
capitales que se está registrando en Balears. Nuestras Islas deben
ser una especie de observatorio de lo que puede ocurrir si no se
frenan los excesos. No hay que olvidar que nuestros problemas son
comunes al resto de europeos porque todos somos ciudadanos de una
misma Nación», dijo el vicepresidente del Govern.
«La ecotasa», concluyó, «no tiene una finalidad recaudatoria,
sino que es un instrumento válido para captar fondos
imprescindibles para garantizar la calidad de vida de los
residentes en Balears y los turistas que nos visitan», subrayó.
La ecotasa también fue el tema «estrella» en otros ámbitos, como
en el Mercat Pere Garau, donde el president Francesc Antich volvió
a insistir en los beneficios de ese impuesto para Balears, al
tiempo que «deploró» la postura adoptada por los hoteleros, «que no
ofrecen alternativas y sólo reiteran su oposición al proyecto»,
indicó.
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