El alcalde de Palma, Joan Fageda, acudió ayer a su clínica
veterinaria con sus dos perros: «Lucky», un ratero de un año, y
«Pipo», un pomerania de seis años, para que el veterinario Pedro
Pujol les implantase el microchip identificador, que será
obligatorio en Balears a partir del 8 de junio. En estos momentos,
la implantación del chip tiene un coste de 3.750 pesetas, pero los
precios se liberalizarán en cuanto entre en vigor la obligatoriedad
del sistema. Desde ese momento, los dueños de perros sin
identificar pueden ser multados con 15.000 pesetas.
La finalidad del chip es poder elaborar un censo real y
actualizado en todo momento de los animales de compañía existentes
en las islas. El microchip se implanta bajo la piel del animal, en
el lado izquierdo del cuello, y para la identificación del mismo se
precisa un lector electrónico. Cada vez que se realiza un implante
por parte de los veterinarios autorizados, tanto el propietario
como el profesional deben firmar un impreso que es remitido al
Colegio Oficial de Veterinarios para su introducción en el Registro
Central de Animales de Compañía.
Según datos facilitados por el Colegio Oficial de Veterinarios
de Baleares, hasta hoy se han implantado alrededor de 30.000 chips
en la Comunidad, de los que 11.000 pertenecen a la capital balear.
El chip acumula datos como especie, raza, sexo, fecha de
nacimiento, domicilio habitual, historial médico o datos del
propietario.
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