A media mañana de ayer llegó a Palma, procedente de Madrid, la diseñadora de moda Àgatha Ruiz de la Prada. El motivo del viaje no era otro que el de presentar por la noche en la discoteca Pachá su colección, que muchos de ustedes ya deben de conocer por haber asistido al acto. Àgatha, como siempre, simpática, pero también como siempre, con prisas, nos atendió entre el camino que abarca el final de la cinta y el coche que la estaba esperando.
«Espero que os guste "nos dijo, de entrada, refiriéndose a lo que veríamos horas después". Se trata de una colección de verano, para la playa. Será un desfile desenfadado, divertido...»
Dijo que se verían bañadores, «por primera vez».
"¿Ponibles?
"Sí, claro. Ponibles.
Ella va vestida de ella, y le sienta muy bien. Eso demuestra que su ropa, además de ser admirada, puede ser llevada, tanto en niños como en jóvenes, como en algo más mayores.
«Estoy aprendiendo a hacer ropa ponible, lo cual no me está resultado fácil. Pero lo estoy haciendo».
Àgatha fue ilustre veraneante en Mallorca desde muy temprana edad. Y aunque otros se adjudican el dato, ella fue de las primeras que descubrió la Costa de los Pinos, «adonde iba cuando tenía siete años, pasándomelo muy bien». Luego llegaron los García Obregón, y otros, y aquel paradisíaco lugar quedó urbanizado y ella se fue, regresando hace un año.
"Me han contado que además de la casa de la Costa de los Pinos os estáis haciendo otra.
"¿Otra...? ¡Qué va! La que tenemos ahí nos gusta.
Así que seguro que este verano tendremos otra vez a Àgatha dando color en Mallorca.
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