Se fue Mónica Ruiz de «Gran Hermano» y entró en la casa Mabel Garrido, una conquense que vive en Madrid, o una madrileña que vive en Cuenca, pero que hace años vivió en Palma, en la calle Blanquerna, 84, encima de la pastelería Arroyo, donde ayer por la mañana se comentó el suceso.
De Mabel en apenas unas horas me han contado bastantes cosas. Que es altruista hasta la muerte, que no lo es tanto, que es buena mujer, que su compañero es policía, que su marido es policía, que el piso aludido es suyo, que es alquilado, que es de mentalidad un tanto «hippiosa», que es muy directa, que es ordenada y muy currante... Porque ya saben lo que pasa cuando una/o entra en ese programa: que sale prácticamente todo, principalmente su pasado, a relucir.
Lo cierto es que Mabel repartió su vida mientras vivió en Palma entre la familia, el trabajo y la solidaridad, predominando siempre lo positivo sobre todo lo demás. «O esta gana el concurso, o la sacan a la primera», comentó una amiga. Àngeles Máñez, de Ultima Hora Radio, que la conoció hace seis año haciendo ambas un cursillo de informática financiado por el Inem, en W-Omega, de Palma. «Era buena chica, al menos esa impresión me causó. Años después me la encontré despachando en una tienda de regalos, en Oms. Me contó que tuvo su primer hijo cuando tenía quince años».
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