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Xesc Forteza y Josefina García contrajeron matrimonio el 2 de marzo de 1965 en la Ermita de Valldemossa. Al término de la ceremonia ofrecieron un suculento banquete en el Hotel del Artista. La luna de miel la pasaron en el hotel Formentor porque la economía del recién estrenado matrimonio no les permitía viajar. A los dos días de estar allí se produjo en el hotel un incendio de considerables proporciones y Boadas tuvo que desalojar a los que allí se hospedaban y trasladarles al hotel de Mar de Illetas.

Nos cuenta Fina que «éramos muy modernos, aunque de solteros nunca fuimos solos a la casa. ¡Fíjate que nos vendían el poblet por 12.000 pesetas y nuestras familias no nos dejaron comprarlo! ¡Ara mos rapinyam!». Según Fina, cuando se casaron tenían 3.000 pts y «no debíamos nada a nadie». Xesc era representante de tejidos y actor de la Artis y Fina dibujante publicitaria primero y, después, regente de una tienda de pieles. Sabiendo que Xesc se rodeaba de bellezas en la sala de fiestas Tagomago, las «amigas» de Fina no comprendían que ella no fuera celosa. Y es que Xesc jamás le dio motivos para ello.

Del carácter de Xesc mucho le delata su comportamiento a la hora de enamorar a quien fue su esposa durante treinta y seis años. Fina se enamoró de Xesc porque era simpático, avanzado a su época, «y algo muy importante que no quiero que se publique», pero nada romántico. Cuando llevaban un tiempo saliendo juntos, Xesc la presentó como sa meva al·lota. Fina le preguntó por qué la presentaba así, a lo que él replicó: «¿O no lo eres?». Fina no se había enterado y él le dijo: «Idò ara ja ho saps». Esta fue su acertada declaración de amor.