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Con Pilar es fácil dialogar. Acepta todo y responde a todo. Es, además, inteligente, valiente, sincera, honrada, con mucho sentido del humor y con el nuevo loock que se ha hecho... pues la verdad, está muy bien, muy rica, tanto que desde ayer soy raholista. Y... bueno, pues a lo que iba. Sentados en una mesa del Cappuccino, sorbiendo un cortado, hablamos sin ajustarnos a guión y orden cronológico. Hablamos, naturalmente, de ella y sus circunstancias, entre otras «Mujer liberada, hombre cabreado».

-¿Qué opinas de Gran Hermano?
-Estoy a favor de Gran Hermano. Me parece el programa más subversivo, gamberro y divertido de la historia de la televisión. Dicen que es un programa que atenta a la intimidad de la gente, pero resulta que es el único programa que ha provocado debates precisamente sobre la intimidad de la gente, puesto que quien ha hablado del pasado de los personajes han sido las revistas, no Gran Hermano. Además, ha creado un curioso debate sobre las mujeres que se dedican a la prostitución. Y encima, me encanta porque gracias a él veo cabreados a los poderes fácticos, moralistas e integristas de este país. Por lo demás, observarás que hay cosas mucho más pornográficas que Gran Hermano...

-¿Por ejemplo...?
-El discurso de Pujol justificando a Javier de la Rosa; los de José Luis Corcuera justificando los regalos de joyas que hizo; los de Aznar justificando a Piqué. Eso es más inmoral que Gran Hermano.

-En otro de los capítulos del libro señalas que es fundamental para la liberación de la mujer descubrir el orgasmo
-El gran drama de la mujer es que puede fingir el orgasmo, mientras que el hombre no. Hasta hace poco, en cuestiones sexuales, el hombre llegaba, entraba y salía, y la mujer se tenía que aguantar, no decir nada, puesto que estaba obligada por el denominado débito conyugal por el cual el hombre podía pegarla por el simple hecho de que se negara a acostarse con él, y el juez, encima, le daba la razón. ¿Y qué pasaba? Pues que al principio se dejaban hacer, pero más adelante comenzaba con los dolores de cabeza o con las reglas, a veces dos o tres en un mismo mes. Y eso era la sexualidad para miles de mujeres hasta hace cuatro días. Sí. La mujer ha sido un objeto sexual, pero a la vez ha sido asexuada, es decir, no ha tenido conciencia del enorme potencial de su sexualidad.