Les encanta. Es el ritmo discotequero por antonomasia de la década.
Es el «bakalao». Para algunos resulta insoportablemente aturdidor.
Pero para los más jóvenes, no hay fiebre del sábado noche que se
precie de tal que no les machaque los oídos con el ritmo del
pescado blanco. Ayer lo bailaron sobre tabla y cuatro ruedas.
Los que acudieron a las once de la mañana con sus monopatines al
Palau Municipal d'Esports de Son Moix, o bien eran unos
madrugadores pirados por la tabla de ruedas o pasan de la zona de
Gomila. Por eso, la segunda jornada de las diades sobre ruedas,
organizadas este fin de semana por la Asociación Cultural de
Patines de Santa Catalina, empezó más bien fría. No en cuanto a las
condiciones atmosféricas. El sol pegaba de lleno sobre las apenas
veinte cabezas que, una hora antes del mediodía, subían, bajaban y
retaban el vértigo poniéndose del revés sobre las ocho rampas
semicirculares habilitadads en la explanada del Palau
d'Esports.
Las acrobacias sobre el monopatín no empezaron a ser incesantes
sino a partir de las cuatro de la tarde. La litrona del sábado
noche había surtido su efecto sobre el sentido del equilibrio de
los participantes vespertinos en la segunda jornada. Por eso, la
práctica totalidad de estos acróbatas sobre tabla y ruedas llegó
bastante tarde a una convocatoria que, según los responsables de la
reunión, parece no hacer excesiva gracia a la Federación Balear de
Patinaje "¿considerarán poco ortodoxa la modalidad?" ni a los
responsables del ocio infantil y juvenil del Ajuntament que no está
por la labor de crear una pista abierta "lo que los entendidos y
aficionados llaman un skate park" en alguna de las muchas plazas,
más o menos ajardinadas, remozadas del casco urbano palmesano.
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