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Por lo reciente, imagino que muchos de ustedes tendrán todavía algo fresca en su memoria la historia de Nela de Viedma, Miss Palma en los años 60, casada y viuda en poco tiempo, todo porque al intentar huir de la revolución, o mejor, de los revolucionarios guineanos instigados por Macías, una bala se cruzó en el camino de su marido matándolo en el acto. Fue a bordo de un barco, huyendo por el río Benito, tratando de alcanzar otro barco que los pusiera a salvo.

Desde aquel instante, del que han transcurrido más de treinta años, esta mujer no ha hecho más que luchar en vano para que el Gobierno "mejor, los distintos gobiernos" reconociera su situación y la indemnizara como a cualquier otra víctima del terrorismo, porque aquello fue terrorismo puro y duro. Hace unas semanas presentó una petición formal en la Delegación del Gobierno para que la inscribiera en la lista de damnificados españoles que salieron de aquel país con lo puesto. Y eso quienes pudieron hacerlo. Pues bien, en aquellos instantes dramáticos vividos sobre la cubierta del barco, con el marido muerto a sus pies, Nela tuvo siempre a su lado, apoyándola y animándola, a una mujer, esposa de otro español que trabajaba en Guinea, de quien no supo nada más desde que pusieron pies en Tenerife. Esa mujer se llama Amelia Fernández-Montes, es de San Sebastián y hace unos días se presentó en su casa para darle un beso.

Amelia recuerda «como si fuera ayer» cómo murió el marido de Nela. «Iba en cubierta, delante. Un tiro desde la orilla del río Benito lo mató. ¡Fue dramático! Imagínatelo: recién casada, con el marido muerto, embarazada sin saberlo, y aconsejándola todos los que íbamos en el barco que, dada las condiciones climatológicas, había que lanzar el cuerpo al mar. Fue muy duro aquello. Por eso, esta mujer se merece que le resuelvan el problema después de lo que ha pasado.