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El anuncio de que el genoma humano ha sido descodificado y ordenado supone «un hito fundamental que pasará a los anales de la historia científica y de la humanidad, de la misma forma que sucedió con los descubrimientos del átomo o de la penicilina. La secuenciación del DNA humano es algo maravilloso», afirma José Casto (Córdoba, 1957), profesor titular de Genética de la UIB, universidad en la que trabaja desde 1987.

Ahora el próximo reto es ver «cómo estos genes interaccionan (lo que se llama 'génetica del desarrollo') y estudiar los genes reguladores. Tenemos, por decirlo de alguna forma, las 'letras del alfabeto', ahora hay que ver cómo se expresan esos genes, cómo interactúan y, en definitiva, cómo, a partir de una celulita pequeñita, aparece un ser vivo tan complejo como es la especie humana. Tenemos la base, que es fundamental, pero ahora nos queda el siguiente paso. Estamos en el principio todavía».

Ya han surgido las primeras voces críticas advirtiendo de que, si no hay controles estrictos, podría hacerse, en un futuro, mal uso de la información genética de un individuo concreto, dando a conocer, por ejemplo, su propensión o no a determinadas enfermedades, con las consecuencias que ello podría tener a la hora de encontrar un trabajo o hacerse un seguro de vida. «Será la propia sociedad la que tendrá que decidir hasta dónde podemos llegar y qué hacer con la información de que disponemos». Para Casto, «los científicos van a proponer una libertad inmensa en la investigación, pero no podrán dejar de lado lo que pida la sociedad». En cuanto al beneficio que pueden obtener a partir de ahora determinadas empresas farmacéuticas, el profesor Casto señala que «el Proyecto Genoma Humano es patrimonio de la humanidad. Cualquier persona podrá acceder a la secuencia de DNA, si bien, con la información que ahora se tiene, lógicamente las casas farmacéuticas investigarán y sacarán al mercado nuevos medicamentos.