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Medio país permanecerá en vela hasta que La Hermana Milá levante su escoba de Damocles y eche hoy a uno de los concursantes. Generalmente los expulsados salen de la casa muy apenados, pero en cuanto los mercachifles promotores les enseñan el talonario que les han reservado desaparece su pena, penita, pena.

Y es que nada más pisar plató les están esperando para declaraciones, asistencia a fiestas y otras minucias generosamente retribuidas. Lo confesó el lunes por la noche María José, en Crónicas marcianas. Jamás hubiera ella imaginado que la vida tuviese tanto valor en el exterior. Hace poco le pagaron un pastón por posar en una revista como si acabara de tomar el desayuno con su esposo, ambos embutidos en un batín toalloso, en la terracita de un hotel de lujo. Estaban muy alejados de su ambiente. Tendrían que haber salido en el Aluche's Plaza, tomando caviar de berberecho con sidra espumosa.

Por cierto, que en el programa de Sardá estaban presentes también Aramis Fuster, la reina del 906, y el vidente Paco Frutos, que es ese señor que adivina el futuro descuajeringando peras, kiwis y otras frutas naturales. El día que Aramis se decida a seguir un procedimiento similar, dejará España sin plátanos ni nabos. Cuando el presentador les preguntó quiénes serían expulsados hoy, ella contestó sin vacilar que sería Iván. En cambio, el vidente de la vitamina C se inclinó por Koldo.