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Quienes tuvimos ocasión de ver el programa del miércoles por la noche aún no nos hemos recuperado del shock y permanecemos a dieta de cubitos de valeriana con sifón, alternando con ensaladas de tila al gratén. En las farmacias de la ciudad se ha agotado el válium y, cada vez que ven un anuncio de Piensos Sanders, los ciudadanos sensibles se rasgan el chándal en señal de duelo. Dentro de la casa las reacciones tuvieron similar dramatismo. Mabel Misericordiae se puso hecha una Dolorosa y los del Gran Hermano han tenido que llamar al fontanero para que le cierre el grifo, pero sin resultado, pues ella es una española que cuando llora, llora de verdad. Koldo se ha quedado taciturno y se mesa la barbilla de Trotski continuamente con cierto remordimiento, pues llevaba un tiempo metiéndose con el ahora cadáver mediático.

Por su parte, Ania «La Victimista» contribuyó bastante a achuchar a la opinión pública en contra del pobre muchacho, incitándole por lo bajini y denunciando ser acosada cuando al pollo se le ponía dura la cresta y se abalanzaba sobre ella como si de una colchoneta playera se tratase. Me han contado que la papisa Mabel XII ha propuesto a sus compañeros que todos juntos, ataviados con túnicas vaporosas y con las manos unidas, preparen un play back con adaptaciones del catecismo y arreglos de música de Mocedades, que siempre hacen cancioncillas de campamento veraniego.