06/07/00 0:00
Ya al principio Sor Milá sacó a Íñigo, que estaba muy ofendido por la imagen difundida de su persona. En su descargo aseguró que él no era el único que jugaba a pádel con sus mucosidades: todos en la casa se hurgaban las pituitarias, se echaban gases letales y otras cosas que no quiso contar, pero se me viene a la mente el título de la película Atracción fecal. Luego metieron a cuatro de ellos en el confesionario para darles una sorpresa, que consistió en que hablaron con algún ser amado como si llevaran 30 años de destierro en Siberia. Iván dijo que seguía queriendo mucho, mucho, mucho, a sus papás, como la trucha al trucho. Mabel soltó grititos de júbilo, risitas y al salir del confesionario se permitió... ¡un tacoooo!
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