Después de tres semanas de problemas graves en el abastecimiento
eléctrico de las Islas, concretamente en el sistema de Mallorca y
Menorca, si una cosa ha quedado bien clara es el extraordinario
crecimiento de la demanda.
Esta demanda aumenta mucho más que en la Península, aunque la
ordenación del territorio es mucho más restrictiva con las
instalaciones eléctricas. En la España peninsular, la demanda de
los últimos cinco años ha crecido un 24 por ciento, un 5 por ciento
anual. En Balears, se ha incrementado un 46 por ciento, más de un 9
por ciento anual y casi el doble que en la Península. Los sistemas
insulares no tienen acceso a las mismas energías primarias ni a los
procesos de transformación que hay en el continente. Un caso bien
claro es el de la energía hidroeléctrica y el gas natural, si bien
el Plan Energético de Balears, que el Govern presentará
próximamente, prevé la llegada de este combustible como materia
prima para la generación de electricidad. Además, las tecnologías
aplicables están muy condicionadas por el factor de escala.
Otro factor diferente de los sistemas eléctricos insulares es
que la demanda es menos regular. Las puntas son más elevadas y la
estacionalidad es mayor. Esto obliga a mantener, durante la
temporada baja, una potencia instalada muy superior a la que exige
la demanda en estas épocas. En la Península no se producen altas y
bajas tan pronunciadas en la demanda y la potencia instalada es más
equilibrada respecto a ésta.
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