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Claro, va pasando el tiempo y es hora de tomar posiciones. Mabel Misericordiae, que tiene la ventaja de haber entrado más tarde en el concurso, habiendo visto la reacción de la audiencia desde el exterior, al entrar ya sabía que Ania era posible ganadora y por ello ahora intenta robarle protagonismo descaradamente.

Al principio desarrolló una estrategia más solapada, mostrándose más maternal que «La madre» de Gorki, friendo deliciosas torrijas a todas horas y actuando con aires protectores cual mamá loba con sus Romulitos y Remitos, pero vio que los demás no se prestaban tan fácilmente al papel de protegidos y ella, que no es absolutamente tonta, pensó: «Si éstos se resisten a mis cariñitos, mis carantoñas no deben de producir el efecto deseado ante la audiencia. Debo hacer algo. Ahora mismo», así que por fin decidió dinamitar directamente a su principal opositora, Ania, culebra de zonas vegetadas y humedas que se las sabe todas en el arte del camelo, una agresiva-pasiva, como esos bañistas que se están ahogando y que se agarran con tal desesperación a quienes intentan salvarles, que éstos acaban ahogándose y ellos consiguen llegar a la orilla.

Total, que Mabel se dio cuenta de las circunstancias y empezó a robarle directamente el protagonismo a Ania, «La Victimista» abrazando más que nadie al perrito Kenzo y más tarde a la chuchina Mafi. La jugada le ha salido fatal y lo comprobará el próximo miércoles.