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Supuestamente Koldo-Kafka confesó su love por los estupefacientes ayer a las 2:30 de la madrugada. La escena: los concursantes se habían reunido alrededor de una botella de ron, enviada por uno de los ayuntamientos contactados en una de las pruebas y pillaron una cogorza de escándalo. Entonces Koldo, entre vapor y vapor morapioso empezó a jugar con un trozo de papel, doblándolo como si fuese una papelina y pasándoselo a los demás. Ania, medio en broma, le dijo que iba muy pedo y que era un toxicómano. Entonces él contestó: «Soy yonqui y estoy orgulloso de serlo». JuanadeUrco.es, la firmante que difundía la nueva a las 17:51 de ayer añadía: «Automáticamente han enfocado la pecera. Lo juro por Dios. Me he pasado casi todo el programa criticando a quienes difamaban sobre los concursantes y os aseguro que no caería tan bajo». Ya que tratamos este tema tan estupefacientoso, recordemos los extraños tics de Koldo, a quien le temblequea el coco continuamente, como si tuviera una pequeña batidora en la primera vértebra cervical y observe el lector su manera peculiar de apretar los morritos hacia delante; es como si las mandíbulas pugnaran por escapársele hacia los lados, deseosas de darse un garbeo por la huerta murciana en pos del pimiento filosofal.

Y una de dos: o el pobre Koldo lleva una agrupación de joticas aragonesas brincando bajo su cuero cabelludo o realmente le va la cosa.