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«España es el problema y Europa la solución» afirmó décadas atrás, en una de sus más famosas sentencias, uno de nuestros mejores filósofos, José Ortega y Gasset.

De España y de Europa, del Parlamento Europeo y de su funcionamiento, debatieron ayer los eurodiputados Carles Ripoll, del Partido Popular; Carles Gasòliba, de Convergència i Unió; y Gorka Knörr, de Eusko Alkartasuna, dentro del curso «L'Europa actual des de la perspectiva històrica», organizado por la UIB, con la colaboración del Centre Balears Europa, y coordinado por el profesor Sebastià Serra. Los tres eurodiputados coincidieron en señalar que, aunque se va hacia una Europa de los pueblos, todavía hay problemas para encontrar el encaje más adecuado entre la estructura del estado clásico y la de la Unión Europea. «Por una parte, los problemas internos que hay en nuestro país no los puede arreglar Bruselas, pero también es cierto que nadie puede prescindir de Europa a la hora de enfocar su futuro», señaló Gasòliba.

«Ni España es el problema ni Europa la solución», indicó Ripoll, para añadir: «A la hora de negociar con la Unión Europea es bueno tener el paraguas del Estado, pues puede defender con mayor fuerza las reivindicaciones que pueda hacer, por ejemplo, Balears. En cuanto a Europa, la ampliación conlleva ventajas pero también problemas de estructura que hay que saber resolver». Knörr, por su parte, indicó que «ahora el gobierno español nos representa en competencias que ya tiene el País Vasco en exclusiva, y por ello nos gustaría tener nuestra propia representación en Europa». Asimismo hubo coincidencia en señalar que si bien la Europa económica está construyéndose a buen ritmo, la Europa política va un poco más lenta. Knörr manifestó su deseo de contar un día con una constitución europea y dijo que «es cierto que los eurodiputados aún no podemos tomar iniciativas de tipo legislativo, pero muchos acuerdos se toman ya a medias entre la Comisión y el Parlamento europeo».