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La muerte de Josep Melià es, sin lugar a dudas, una enorme pérdida para nuestra sociedad. Meliá ha sido una de las figuras más relevantes del último cuarto de siglo no sólo para nuestra cultura, sino también para nuestra política. Su libro «Els mallorquins», escrito en 1963, sigue siendo un referente esencial para la comprensión de la sociedad insular y para el encauzamiento del nacionalismo mallorquín.

Como político asumió responsabilidades de primer orden. Desde su papel como vicepresidente de Unió Mallorquina impulsó el actual Pacte de Progrés que gobierna nuestra comunitat. Pero tampoco se puede olvidar su aportación a la política estatal en la difícil época de la transición, en la que ocupó la Secretaría de Estado para la Información durante el Gobierno de Adolfo Suárez. Nadie como él supo encarar las dificultades que le tocaron vivir cuando asumió el cargo de delegado del Gobierno en Cataluña. La dimensión intelectual de Meliá se percibe en su gran número de ensayos, novelas, críticas, poemas y narraciones breves, que dan muestra de su inquietud hacia todos los ámbitos del conocimiento. En muchas de estas obras se refleja su visión de la sociedad mallorquina que él tan bien conocía y a la que tanto amaba.

Asimismo, no es posible pasar por alto sus aportaciones al mundo del Derecho y, especialmente, al del periodismo. Sus colaboraciones en Ultima Hora constituyen un análisis muy preciso de los acontecimientos que se han producido estos últimos quince años y de la evolución misma de Balears.

Difícilmente se puede aportar tanto como Josep Melià a nuestra cultura y a la sociedad que le queda en deuda. Y ahí están los resultados de su obra, esencial para comprender cómo somos y hacia dónde nos dirigimos los mallorquines.