Un Antich serio, volvió con las manos vacías pero satisfecho por
«la gran sensibilidad y la predisposición que espero encontrar
entre los distintos ministerios y los consellers». En la posterior
rueda de prensa, el president quiso dejar claro que la entrevista
se había desarrollado en un marco de colaboración «fluido y eficaz
con la más alta lealtad institucional». Se mostró partidario de
enterrar «recelos» sobre el centralismo «pero esto no significa que
no vaya a defender las necesidades de las islas». La mayor parte de
las peticiones realizadas por Antich a Aznar giraron en torno al
desarrollo del régimen especial y es previsible que a lo largo del
próximo trimestre se activen las soluciones, según confirmó el
portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas.
Antich reconoció que las instituciones de Baleares «son pobres»
y añadió que no había ido «a pedir la luna; jamás lo haremos porque
no estamos en un mercadeo». El presidente balear valoró
positivamente su percepción sobre el líder del partido popular
sobre el que comentó: «He encontrado a un interlocutor sensible a
los grandes problemas de Balears». Según Antich, Aznar dijo que las
Islas son «una de las ventanas más importantes que España tiene en
Europa por lo que no puede haber problemas como el del agua o la
energía».
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