Hasta el paseante más despistado ya ha notado que, desde hace unos
días, hay un ambiente diferente en la zona de Blanquerna. Se ve más
gente paseando por las calles, y en las terrazas de los bares, hay
mayor tranquilidad, y más niños intentando emular a Tristán y a
Roa.
Y es que desde el pasado 27 de julio la calle Blanquerna tiene
un nuevo aspecto, al haberse convertido en peatonal el tramo
comprendido entre las calles Ticià y Pare Francesc Molina. También
se ha peatonizado parte de la plaza de Santa Pagesa. La
peatonización, que durará hasta el próximo 31 de agosto, se ha
llevado a cabo sin ningún tipo de obra, simplemente mediante la
instalación de mobiliario urbano (vallas, bancos y jardineras). Han
pasado ya varios días desde que se produjo este cambio y
Ultima Hora ha hablado con diversos vecinos y
residentes para saber cuál es su opinión primera sobre estas
novedades. Como curiosidad, y quizás por lo reciente de la
variación, cabe destacar que muchos de los paseantes seguían
andando por la acera y no por la calle, como si nada hubiera
pasado.
«Me gusta, me encanta, más que nada por las niñas, pues las
puedo llevar sueltas y pasear un rato tranquila. Me gustaría que el
cambio fuera definitivo», señala Enriqueta Antolín, mientras sus
hijas se muestran también encantadas, pero no por el cambio, sino
por el helado de mil sabores (sabor más, sabor menos) que se están
comiendo. Francisca lleva cuarenta años viviendo en el barrio y su
posición es más matizada: «La gente no puede aparcar el coche y he
escuchado muchas quejas. Ahora bien, como peatona, paso mucho gusto
de poderme sentar en este banco». Pere Amengual se muestra
contundente: «Para la gente que tiene párking muy bien, pero para
la gente que no tiene párking... fotut». Su amigo David Ribas
añade: «Creo que iría bien que fuera un cambio definitivo, e
incluso alargaría la peatonización hasta la plaza que está al lado
del Escorxador».
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