La prostitución en Palma tiene un nuevo rostro. En los últimos
meses, circulan por las calles y avenidas próximas a la Plaça de
Sant Antoni chicas africanas que, al caer la tarde, ofrecen sus
cuerpos a los peatones y automovilistas que por allí pasan.
Son jóvenes procedentes de países centroafricanos, tales como
Guinea, Nigeria o Sierra Leona, que al igual que muchos
compatriotas varones, se han visto obligadas a abandonar sus países
de origen a consecuencia de las cruentas guerras que se libran en
esa zona del continente o a la penuria económica. Como tantos otros
llegan a Marruecos, Ceuta y Melilla, pero en su caso son reclutadas
por organizaciones de carácter mafioso que les engañan
prometiéndoles un trabajo digno en España cuando, en realidad, lo
que les espera es la explotación en el oficio más antiguo del
mundo.
Médicos del Mundo Balears, a través del programa de prevención
del sida que realiza desde hace seis años mediante el reparto de
preservativos y jeringuillas entre prostitutas y consumidores de
drogas inyectables, ha detectado en el último año una importante
presencia de prostitutas de raza negra en la capital mallorquina.
Según Kepa Pérez, coordinador del programa de prevención del sida
de Médicos del Mundo, «hace dos años apenas se veían prostitutas
africanas en Palma, mientras que en el último año se han dirigido a
nuestra unidad móvil unas cincuenta o sesenta aproximadamente.
Ellas ejercen la prostitución y acuden a nosotros en busca de
preservativos; sin embargo, dado que su inglés es limitado, tenemos
bastantes problemas de comunicación y lo único que sabemos es que,
en su mayoría, proceden de Guinea y Sierra Leona».
El Institut Balear de la Dona conoce esta nueva realidad y tiene
constancia de que la mayoría de estas mujeres africanas que ejercen
la prostitución han llegado a la Isla con organizaciones que buscan
nuevos mercados. Al contrario de la opinión, generalizada entre la
población, de que estas mujeres son inmigrantes que vinieron a
Mallorca cuando sus esposos o compañeros habían conseguido un
trabajo en obras del Pla Mirall y que, al finalizar éste, la
precariedad económica de la pareja les ha llevado a ejercer la
prostitución, la realidad parece apuntar a que han sido reclutadas
fuera de las Islas para este menester.
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