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El Gobierno, pese a su conocida coletilla de que «España va bien» se está demostrando incapaz de contener el incremento de los precios, cuya tasa ineranual supera ya en más de un punto a la media europea y que, además, ha rebasado en el mes de julio las previsiones oficiales para todo el año. Lo culpables son los de siempre, el turismo, los carburantes, los alimentos frescos. En fin, que cualquier ama de casa sabe a la perfección que los precios se disparan de año en año y en eso nadie les puede engañar.

Los objetivos gubernamentales de alcanzar las cifras europeas sólo se conseguirán cuando España entre a formar parte del «modus vivendi» europeo, es decir, el auténtico Estado del bienestar con niveles de desempleo mínimos, una protección social amplia y servicios y calidad de vida de primera.

Estamos aún lejos de esas cotas de bienestar que disfrutan los países más avanzados del continente y muchos datos lo dan a entender. El paro, las bolsas de marginación, el crecimiento de la población, la asistencia de ancianos, enfermos, inválidos... Todo eso, especialmente los asuntos sociales, deben dar un empujón enorme para que la sociedad española vislumbre algo de lo que gozan los europeos de primera. Sólo así, con un verdadero desarrollo, podremos los españoles alcanzar las cifras europeas. No basta con planes gubernamentales para contener los precios, o los salarios. Eso sólo consigue maquillar las estadísticas, no la realidad social y económica de un país. Por eso el Gobierno debe preocuparse menos de las estadísticas y prestar atención a lo que hay detrás de los números: el aviso de que algo va mal, una inflación que se dispara nos remite a subidas de los tipos de interés y a la advertencia de que el ciclo expansivo se está agotando. Los años de vacas flacas están cerca y la sociedad española no está preparada.