Kiril y Rosario, vida de campo
Poco más o menos a la misma hora en que un aviso de bomba en un centro comercial sembraba el pánico, Rosario Nadal y su esposo, Kiril de Bulgaria, llegaban en su automóvil al barco de Valentino, amarrado en el pantalán del fondo de Puerto Punta Portals. Fiel a su costumbre de cuando está en Mallorca, nuestra paisana mostró su cara más antipática. Seria, sin mirar a los fotógrafos, sin abrir la boca, distanciada de Kiril, Rosario caminó desde el coche hasta la plataforma del «Blue One», por la que ascendió, seguida, como decimos, de su sonriente esposo, a quien, según tenemos entendido, le hace mucha gracia lo de encontrase con fotógrafos siempre esperando. Rosario, Kiril y sus dos hijas están en Mallorca desde la semana pasada. Esta vez no se han instalado en la casa de sus padres, en la Colònia de Sant Jordi, sino en otra no muy grande que han alquilado tierra adentro, donde hacen vida de campo casi al cien por cien, pues al pueblo vecino solo bajan una o dos veces a la semana.
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14/08/00 0:00
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