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Son muchas las ocasiones en las que cuando se emprende un viaje en avión al pasajero le asalta un sentimiento de miedo e inseguridad ante lo complejo de la situación. Este sentimiento es fruto del desconocimiento de la actividad de los «vigilantes del cielo», aquellos profesionales que se encargan de velar por la seguridad de los viajeros. Los controladores de tránsito aéreo tienen unos objetivos establecidos: evitar colisiones entre aeronaves, acelerar y mantener seguro y ordenado el flujo del tránsito aéreo.

Esta tarea se lleva a cabo a partir de diferentes servicios de control, dependiendo del espacio aéreo en el que se encuentre la aeronave. Cuando el avión se encuentra en tierra en su correspondiente aparcamiento, preparándose para su despegue, el controlador de autorizaciones se encargará de gestionar las operaciones hasta que pase a manos del controlador de rodadura, que es el que se encarga de guiarlo hasta el punto de espera. A partir de ese momento, será el controlador de local el que autorice el aterrizaje o el despegue. De este modo, el controlador de torre efectúa las últimas coordinaciones con el controlador de radar, que será el responsable una vez que el avión haya despegado y que se encuentra en el centro de control.

El radar y la radio son las dos herramientas principales de las que se sirve un controlador para no perder nunca la comunicación con la aeronave. El controlador sabe en todo momento los «pasos» de un avión. Los trabajadores del sistema de control de Son Sant Joan tienen un dicho: «Toda ave que vuela, a la cazuela», es decir, ninguna aeronave puede volar si no está en continuo contacto con los controladores. Estos utilizan una fraseología aeronáutica especial que se establece a través de uno de los cinco idiomas establecidos por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que son el inglés, francés, español, árabe y ruso. El idioma más utilizado es el inglés.

La preparación de un controlador aéreo comienza después de superar satisfactoriamente una serie de pruebas teóricas, físicas y psíquicas. El curso de formación comprende clases en aula, ejercicios en simuladores y un período de prácticas en lo que constituirá su primer destino en una torre o en un centro de control.