TW
0

El 8 de septiembre de 1999 los medios de comunicación de las Islas recogían la noticia de que la falta de lluvias llevaba camino de convertir 1999 en el año más seco del siglo. Cuando está a punto de cumplirse un año de aquella premonitoria noticia, la escasez de agua sigue siendo el principal problema de Balears, especialmente de Mallorca. ¿Qué se ha hecho durante todo este año para que la sequía siga siendo el primer problema de las Islas, cuando hace un año que se conoce el problema?

Lo que se ha hecho es hablar mucho, polemizar más y actuar más bien poco y tarde. Para entender el problema hay que ir a la letra pequeña del acuerdo firmado por el Pacte de Progrés, donde consta que tan sólo se optará por las nuevas desaladoras cuando todas las demás opciones queden definitivamente descartadas. Las desaladoras son, pues, el talón de Aquiles del Pacte y el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, lo sabe. Por eso no resulta sorprendente que, en su primera reunión oficial con Margalida Rosselló, el ministro presentara a la consellera un regalo envenenado: se comprometió a solucionar definitivamente el problema del agua en las Islas con la construcción de cuatro nuevas desaladoras más la ampliación de otras dos. Todo ello con cargo a los fondos del Ministerio.

Matas aseguró la pasada semana que tiene una carta de la consellera en la que rechaza esta oferta; sin embargo, la consellera lo niega. Lo que sí es cierto es que todavía se desconoce cuál es la postura oficial del Govern al respecto. El Ejecutivo de Francesc Antich se ha escudado estos días en que no tiene conocimiento de la oferta de Matas más que a través de los medios de comunicación. Dice que, sin una oferta oficial, no se puede analizar la propuesta. El Govern insiste además en que está dispuesto a estudiarlo para ver si es la mejor solución para las Islas. Es decir: ni sí, ni no, sino todo lo contrario.