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Los diseñadores mallorquines están de moda. Justo en estos días algunos de ellos acaban de llegar de un periplo que les ha llevado a Barcelona, París, Nueva York, Shanghai y Pekín bajo el patrocinio de la Conselleria de Vicepresidència y la Cambra de Comerç para presentar la moda de primavera-verano de 2001.

Inés Colom, de la firma Magines, comenta a Ultima Hora que la experiencia asiática ha sido muy interesante. En su equipaje han venido numerosos contactos y la intención de montar algo importante, «que tenga mucha resonancia en la prensa de allí, para que la gente nos empiece a conocer», junto con los otros diseñadores que han estado allí presentes (Xisco Caimari y la sociedad conformada por Verónica Solivellas y María Dolores Paniza).

Esta diseñadora, que trabaja mucho con lino («un tejido ideal para el clima húmedo que allí tienen, que es como el de Mallorca») y con colores que van desde el marfil al chocolate o al verde hoja, asegura que la gente de allí «tiene mucha sed de lo occidental y, sobre todo, de lo español, ya que Francia e Inglaterra ya han llegado anteriormente y ya se conoce su producto. La idea es la de ofrecer servicios, vender las colecciones realizadas aquí que han interesado mucho a los agentes. «Para entrar allí son necesarios distribuidores, que se encuentran más fácilmente en Pekín que en Shanghai, aunque, por lo que hemos podido ver, ésa es la ciudad del futuro, se construye a un ritmo de vértigo y los negocios empiezan a funcionar», explica Inés.

Ahora, Inés, después de descansar dos días, se tiene que poner a trabajar para la nueva colección de otoño-invierno de 2002: «Los contactos que hemos hecho quieren ver una continuidad en nuestro trabajo. Quieren asegurarse de que somos buenos profesionales». Pero en mente existen más viajes: Gaudí y otra vez Nueva York, donde los mallorquines hicieron muchos contactos.