Aunque por la mañana llovía, a partir de mediodía empezó a brillar el sol y la gente animó las calles de Inca. Foto: M. COMÍN

TW
0

El famoso jueves amaneció lluvioso bajo un cielo tan gris que algunos de los vendedores ambulantes dudaron, durante horas, entre si montar sus tenderetes o no. Los visitantes más madrugadores pasearon abriendo intermitentemente el paraguas a lo largo de toda la mañana. «Mira que hay días... y justamente tiene que llover hoy», se quejaba un grupo de mujeres que aprovecharon la feria para comprar macetas y a quienes el paraguas no les ayudaba en su labor.

No obstante, a mediodía, el sol dejó entreverse entre las nubes y los paraguas fueron substituidos por las gafas de sol, a pesar de que ni el viento ni el frío se marcharon con las nubes.

La oferta de maquinaria agrícola fue, un año más, uno de los platos fuertes de la feria. No obstante, en el Dijous podía adquirirse de todo: juguetes, objetos de decoración, ropa, fruta, verdura, relojes, pulseras, mantas, plantas, flores, marroquinería...

La plaza del Bestiar fue el escenario de la Muestra de Razas Autóctonas donde se expusieron cans de bou, de bestiar y rater, diversos tipos de aves y caballos. En la misma plaza también tuvo lugar «Sa Fira des Mul». Sin embargo, la oferta ramadera del Dijous no contó, en esta ocasión, con ovejas, cabras, ni toros, debido a la normativa de la Conselleria d'Agricultura, que prohíbe el desplazamiento de estas especies para evitar la extensión de la llengua blava.

Además de las autoridades municipales, acudieron al Dijous Bo el presidente del Govern balear, Francesc Antich, y los consellers Eberhard Grosske, Josep Antoni Ferrer, Aina Salom, Mateu Morro y Josep Maria Costa. President y consellers utilizaron el tren para desplazarse desde Palma a la ciudad, dando ejemplo de una buena conducta para descongestionar de tráfico la ciudad, un día en el que acuden a Inca miles de personas y en el que aparcar en la ciudad es una auténtica odisea.